La clonación es un
tipo de reproducción asexual, producida por la trasferencia del núcleo de una
célula somática a un óvulo desnucleado. En 1997, Ian Wilmut, del
Instituto Roslin de Edimburgo, consiguió clonar a la ya famosa oveja
Dolly. En enero de 2004 un grupo de investigadores dirigidos por un
científico surcoreano publicaron en la revista Siencie un trabajo según el cual
habría logrado la clonación humana.
Posteriormente se
ha descubierto que hubo fraude en la investigación. Aunque ya se ha conseguido
realizar la transferencia nuclear, es muy difícil reprogramar el genoma de la
célula para que inicie un nuevo desarrollo. Si se llegaran a resolver estas
enormes dificultades podría llevarse a cabo la clonación humana.
Los científicos
hablan de dos tipos de clonación: reproductiva y terapéutica.
La clonación
reproductiva seria la que pretende fabricar un nuevo individuo gemelo del que
aporta el núcleo. El fin sería clonar a grandes sabios, seres queridos o
cualquier otro ser humano del que obtendríamos un beneficio. Antes ello grupos
opositores han alzado su voz de protesta, asumiendo la postura que el hombre no
es dueño y creador de vida.
Por el contrario la
clonación terapéutica se refiere a la que busca como finalidad la curación de
personas con algún tipo de enfermedad. Al tener la misma información genética
no hay problema de rechazo en un posible trasplante. El procedimiento es el
mismo que el de la clonación reproductiva pero, el lugar de dejar desarrollarse
al embrión, en la fase de blastocisto se le extrae las células madre,
ocasionando su muerte. Estas células son cultivadas en el laboratorio y de
ellas se espera obtener diferentes tejidos. Otra ventaja es que, al ser células
totipotenciales, pueden dar lugar a cualquier tejido. El inconveniente más
serio es pueden ser tumorales. De hecho, hasta el momento no hay ningún
protocolo válido de experimentación con células madre embrionarias, obtenidas
habitualmente de los embriones desechados de la FIVET.
Las células madre o
troncales son aquellas que tienen una capacidad de, total o parcial, de
diferenciación en células más especializadas (de un tejido concreto). En el
caso de las embrionarias se da una totipotencia que permite obtener cualquier
tipo de célula de tal forma que se espera se pueda reparar cualquier tejido
dañado.
La desventaja como
la hemos dicho de las células madre embrionarias es que, si provienen como es
habitual de embriones sobrantes de la FIVET (fecundación in vitro con
transferencia embrionaria) producen rechazo; además, dan lugar a la
formación de tumores por la capacidad enorme de crecimiento incontrolado que
poseen.
Por otro lado cabe
mencionar que el ser humano adulto posee células madre en casi todos sus
órganos. Aunque no tienen la potencialidad de las embrionarias, según las
últimas investigaciones, parecen dar lugar a cualquier tipo de tejido. Además
hay un buen número de protocolos de investigación con estas células en los
que se ha logrado curar determinadas patologías. Por ejemplo en la Universidad
de Navarra (España) se han tratado infartos de miocardio por este
procedimiento, obteniéndose las células madre de la médula ósea del propio
paciente. Como podemos deducir estos tratamientos tienen indudables ventajas:
no producen tumores, no dan lugar a rechazo y su obtención es
relativamente fácil. Además de los infartos con miocardio, se están
tratando fisuras de tipo colon rectal con células madre obtenidas del tejido
adiposo.
Adaptado por A.
Alexander Zapata Zapata/Bioética - Jaime Millas Mur.
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